Conversaciones de Carrete: El rol del Periodismo. por IGNACIO BUGUEÑO

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Más allá de la redacción de este escrito, se extienden los respectivos créditos a los dos amigos míos que permitieron que este diálogo tripartito fuera posible, tanto a Jaime Flores Velásquez, como a Bastián Camus Flores.

Dentro de las tantas controversias relacionadas al ejercicio del Periodismo, una de vital relevancia para los lineamientos de esta misma, corresponde a la eterna discusión de si se debe establecer como el oficio cuyo objetivo es informar a la sociedad en lo inmediato, o si es el estudio metódico del fenómeno social de la comunicación.


Podemos inferir de estas palabras un conflicto de carácter académico, tanto en el grado de profundidad de la carrera, como en el aspecto dentro del marco científico o humanista de ella. Pero es fácil también darse cuenta, tal como existen el ejercicio de las ciencias naturales –la medicina– como la investigación detrás de aquel ejercicio –el científico–.

Soy un firme creyente de que la labor del Periodista debe responder, simultánea e interdependientemente, a ambos llamados con el primer objetivo de establecer una identidad única que haga un estudio teórico, sistemático y científico por sobre la comunicación en la sociedad; y segundo, servir de canal que interprete y responda a la necesidad de la sociedad de traspasar la información desde un individuo (o grupo de ellos) a otro.

Es cierto que la comunicación compete simultáneamente a gran parte de las disciplinas pertenecientes a las ciencias sociales (De Moragas, 1981), sin embargo, la perspectiva siempre ha sido a través de teorías humanistas –y fragmentadas (Wolf, 1987)– que se basan en direcciones muchas veces limitadas por el carácter “de convención” de las supuestas objetividades en las distintas teorías sociales. Por lo tanto, a través un regreso a las teorías positivistas que en un comienzo definieron al Periodismo, podemos intentar plasmar el método científico en las investigaciones periodísticas, con el objetivo de separarnos del estudio “convencional” de la sociedad y acercarnos más al estudio sistemático de la comunicación, siendo así esta vez en un plano netamente científico.

Sin embargo, me parece relevante indicar que aquello no basta, es verdad que toda persona ilustrada en las ciencias que se mezclen con conductas humanas nunca es libre de subjetividad, y reconocer este carácter de doble estándar es clave para la próxima definición de nuestra labor. Somos por un lado un ente extra social, que estudia como mero testigo aquellos acontecimientos que explican la acción comunicativa que ocurre al interior, cual científico mira a su objeto de estudio a través del microscopio; mientras que seguimos siendo un ser social, que desde adentro responde al grito de esta colectividad de ser informada de todos los procesos que ocurren en este mundo –entendiéndose como mundo al espacio donde se desenvuelve la mencionada sociedad–. Esto significa, que para analizar científicamente a nuestro objeto de estudio, debemos mirarlo desde afuera mientras que para informar, de la manera que originalmente se planteo nuestra labor, debemos asumir que no dejamos de ser un agente social que puede estar coartado por subjetividad.

Es entonces el Periodismo al mismo tiempo el ejercicio práctico –la medicina–, como el estudio e investigación de la parte conceptual (la comunicación) –el científico–. Esta dualidad, me parece, explica perfectamente aquella fragmentación teórica y complicación a la hora de ubicar al periodismo como labor profesional o de oficio, presente tanto a nivel país, como a nivel mundial; Mas importante aun, para que la sociedad en cuestión comienza a valorizar la labor del Periodista como se debe, es de lo más relevante que se comience a establecer una aceptación ante esta realidad.

Ignacio Bugueño Vilches

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